lunes, 25 de febrero de 2013

En moto por Italia, Eslovenia y Croacia 2012









De este viaje hemos extraídos dos conclusiones, una es que existe una ley que es universal, inmutable y constante, el gran Murphy la descubrió para todos nosotros, toda situación es susceptible de empeorar. La otra es que, contrariamente a lo que yo pensaba, las GS no las comercializa BMW, las regalan con los sobrecitos de Nescafé, de cada 4 motos que hemos visto, 5 eran GS.
Todo comenzó allá por Abril, cuando decidimos las fechas y los posibles destinos. Desde entonces mi icansable pareja y compañera se encargó de la gestión de los hoteles, ferrys, rutas, esto último compartido, y yo me reservé la parte de logística motera, equipo, mapas, revisiones, y demás parafernalia.
Antes de partir, y en función de los kms. a recorrer y la duración del mismo, 18 días, revisamos todo lo que nos haría falta, documentación de la moto, pasaportes, tarjeta médica, seguros, efectivo, equipo individual, ropa, gps, mapas, cambio de neumáticos, revisión de la moto, telefonía, etc. etc..., todo en orden, y el día 1 de Agosto nos pusimos en marcha con la siguiente ruta: Vigo -Burgos - Barcelona - Genova - Venecia - Liubliana - Plitivice - Rab - Porec - Verona - Genova - Barcelona - Burgos - Vigo.

1º Día Vigo - Burgos
Decidimos salir temprano, a las 8 de la mañana por que se preveía lluvia a media mañana. Cargamos la moto con las dos maletas, el top-case, la bolsa sobre-depósito, dos tubos encima de cada maleta y otra bolsa más encima del top-case. Poco tráfico y día gris hasta Ourense, que empieza a clarear. De repente Murphy se cruza en el camino en forma de coche que nos adelanta y nos hace señas a nuestra parte trasera. La bolsa que iba encima de top-case a desaparecido. !!COÑO!!  Nos toca parada en la autovía y a dar la vuelta para recoger lo que se nos ha caído. La primera vez que me pasa, la llevabamos bien amarrada con dos pulpos cruzados y anclados al portaequipajes y una red, nunca se me había soltado, a día de hoy no entiendo como ha podido podido pasar. El caso es que estaba todo tirado y roto por el paso de las coches por encima, pero logramos recuperar las ropas de aguas y algunos de los medicamentos, el resto hubo que dejarlo por imposible, no solo por el estado de los objetos en si, si no por el riesgo de entrar en la calzada de la autovía. Damos la vuelta, retrocedemos 100 kms. y de nuevo a casa para tratar de poner en orden el desaguisado, medicamentos nuevos, llaves nuevas, gafas no, no hay gafas de repuesto, y el resto de lo que se pudo conservar, y esta vez se acabó la bolsa encima del top-case. Volvemos a salir como si fuese la primera vez, con tres horas de retraso y esta vez lloviendo hasta Ourense, donde de nuevo clarea y al poco sale el sol. De ahí hasta Burgos sin ningún tipo de incidencia y con bastante calor. Dejamos el equipaje en el hotel y a cenar al lado de la catedral, un solomillo bueno, bonito, barato, nos encanta Burgos.
Detalle del día de la salida hacia Barcelona, un día impecable con un sol radiante. Nos han gustado mucho todas las estatuas que están diseminadas por el casco antiguo, ahí dejamos constancia de uno que lee el periódico, leer "es cultura", je,je.

Ese día la catedral lucía espléndida en un día precioso.


2º día, de Burgos a Barcelona.



No hay mucho que contar de este día, etapa de transición como dicen en el argot ciclista, carretera aburrida, mucho pero que mucho calor al pasar por Zaragoza, la zona de los monegros se hizo insoportable, 40 ºC y sin tregua. Había que ir parando de vez en cuando para hidratarse, consumíamos nosotros más líquidos que la moto. La entrada a Barcelona fué sencilla, con poco tráfico y por fin la llegada al hotel, en la zona de Sants. Subimos al hotel y nos vamos a comprar unas gafas, por las que se rompieron con la caída del equipaje y de paso a tomar algo a las Ramblas. Aquí comienza a funcionar de nuevo la Lay de Murphy y que más adelante nos enteraremos. La rambla estaba preñada de gente de todo tipo y condición, he estado muchas veces en Barcelona pero nunca con tanto trajín de gente por doquier. Se hacía incómodo el pasear por ella, asi que lo primero era tomar algo, y como buenos tontos eso hicimos, entrar en el primer sitio.... todavía no he sido capaz de quitarme el puñal de la espalda, no quiero decir lo que hemos pagado por 3 (TRES) croquetas y 2 claras. Luego nos fuimos rambla abajo donde nos despachamos con un hermoso helado para cada uno, esta vez bueno, bonito y barato. Un Hurra por los heladeros de las Ramblas. Después del helado y con el cansancio acumulado decidimos irnos  al hotel, pero esta vez el gps, con el cambio reciente de direcciones de algunas calles en Barcelona, me estaba volviendo loco haciéndome dar vueltas a la misma manzana e intentando meterme por dirección prohibida, hasta que tomamos la decisión de no hacerle caso y encontrar la entrada por otras calles. Por fin el hotel, aparcamos la moto encima de la acera, justo en la puerta del hotel y a dormirrrrrrrrrrrrzzzzz,zzzz.




3º día, de Barcelona a Genova.

Bajamos a desayunar en una cafetería cercana al hotel, donde esta vez si, por fin de nuevo nos vuelven a cobrar caro, y nos ofrecen poco y malo, pero malo de verdad. No hay como tener cara de turista y acento de turista para que te traten como a un turista. El caso es que con algo en el estómago decido llenar a tope la moto para repostar lo mínimo en Italia y tiramos hacia el puerto. Plaza de España, Avinguda del Paral-lel, y llegamos. Dejamos la moto en la cola, donde ya había muchos otros moteros que también embarcaban en el Ferry, hola hola, ¿que tal? ¿A donde váis? ¿Nos haces una foto? y todas esas cosas, buen ambiente. Aquí dejamos unas fotos a la espera del embarque, subiendo al ferry y dentro de la bodega, el garage de esa planta estaba casi vacía y las motos entramos primero. El embarque se hizo rápido y sin ningún tipo de problemas, desmontamos lo imprescindible, moto al caballete y a la cubierta a despedirnos de Barcelona. Luego la tripulación se encarga de amarrar las motos convenientemente al suelo.
A la espera del embarque, bajo techo, que ya apretaba el calor

Embarcando en el ferry

Dentro de la bodega desmontando el equipaje, mucho ambiente motero.

Ya por fin en la cubierta disfrutando del sol y el calor.

Adiós Barna, nos veremos a la vuelta !!!


4º Dia de Génova a Venecia
Nos levantamos antes del aviso por megafonía y aprovechamos para charlar con otras dos parejas de moteros, de Jaén y Barcelona, que se iban al paso del Stelvio y que posteriormente nos enviaron fotos de su aventura. Día despejado y muy caluroso. El desembarco se hace con puntualidad y prontitud, por lo que nos obliga a casi todos a parar en el puerto para atar bien el equipaje, y es ahí donde nos percatamos de que nos falta el cable de alimentación del GPS, !Lo que faltaba! Hay que tirar de mapa y a la antigua usanza, dejo la poca carga del GPS solo para salir de Génova y, si llega, para la llegada a Venecia. Nos damos un paseo hasta el aeropuerto de Génova al tomar una salida equivocada y volvemos a entrar en la autopista, pero esta vez la barrera no se levanta, ni da "billetto" ni nada de nada, perseveramos con el botoncito de la barrera y nada, por lo que comienzo a dar marcha atrás y de repente !Hale Hop! la barrera se levanta por arte de magia, pero sin billetto. Pues ni corto ni perezoso decidimos darle para alante y ya veremos a donde nos lleva. La autopista de salida de Génova cruza por un paisaje realmente bonito, montaña, mucho verde, muchas pero que muchas curvas, límites de 80 kms/hr, pero para hacerla en moto es una delicia, hasta que finalmente y a la altura de Tortona, se convierte en una aburridísima autopista de tres carriles en buena parte de su trazado, sin curvas ni paisaje que distraiga un poco la vista, con interminables filas de camiones, semejantes a una procesionaria gigante, y tráfico, muchísimo tráfico.
Al llegar a Piacenza decidimos salir a buscar un concesionario de BMW para comprar un cable de alimentación, pero al llegar al peaje " non aviamos billetto", y la barrera no se levanta ni la máquina cobra, asi que paro la moto, bajamos y apretamos el botoncito del telefonillo, esperamos un ratito y mi mujer le indica al Italiano en italiano que no tenemos el puñetero billetto, el tipo del telefonillo nos contesta algo, de mala gana y en un italiano que no había dios que lo entediese, asi estuvimos un rato hasta que decido que con el gilipollas del interfono no vamos a ningún lado y decido irme hasta otro tipo que está cobrando en la cabina de pago  del otro sentido. Otro amargado más, que me dice que vaya al Punto Blue, ??? QUE NO SE QUE COÑO ES EL PUNTO BLUE!!!, pues no muevo la moto y le paralizamos la salida, ya vendrán a abrirnos. Entonces, ahora si, nos indican más o menos claramente que debemos de pagar todo el tramo de autopista (58,60 €) para abrir la barrera, cosa que no nos queda más remedio que hacer y por fin salimos a Piacenza.
Paramos en un bar a tomar algo de refresco y hablamos con unos clientes que estaban en la barra, quienes muy amablemente nos indican donde creen que hay un concesionario de BMW, le damos las gracias y para alli nos vamos, pero aparentemente queda bastante lejos de nuestra ruta, asi que decidimos seguir camino de Venecia y cogemos de nuevo la autopista. En la parada que hicimos para comer y repostar en un area de servicio ( la gasolina de 95 la cobran a casi DOS euros) coincidimos con dos camioneros rusos que estaban absolutamente bebidos, si fuese en España hubiésemos llamado a la G.Civil, menudo peligro en ese estado para coger un camión.
Finalmente llegamos a Venecia y el GPS tuvo vida suficiente para guiarnos en los últimos 10 kms hasta el hotel. Luego compramos un cable para cargar el GPS en la red eléctrica y por lo menos nos valdría para las salidas y llegadas de los destinos, el resto íbamos con el mapa.
Por fin en el aparcamiento de entrada en Venecia, aquí no se aprecia pero estaba "petao" de motos

Dia 5 Venecia.


Amanece, como siempre, con un día soleado y mucho calor. Nos vamos inmediatamente después de desayunar, temprano, para tener tiempo y visitar lo máximo posible. Dejamos la moto en un parking que hay a la entrada, justo después del puente. Estaba completamente lleno, y justo se va uno cuando llegamos nosotros, a eso se llama llegar y besar el santo. Era un sitio estrecho, pero era el único que había, y tenía miedo de que rayasen la moto, intentando mover las otras si querían salir.
Venecia es increible, fantástica, sucia por momentos, vieja, cara, muy cara, donde me quedó la sensación de que me timaron por todos lados, laberíntica, sorprendente, llena de gente de todos los sitios que te puedas imaginar, donde escuchas todos los idiomas posibles, plagada de recuerdos baratos en su mayoría, de buenos helados, de gente haciendo fotos a cualquier hora del día y de la noche, donde por haber hasta había una academia con mi nombre y apellido, (la foto me la guardo para los amigos, lo siento), es una ciudad que hipnotiza.






Dia 6 de Venecia a Lijubljana (Eslovenia)

De nuevo un día de sol radiante y mucho calor, montamos como siempre todo el equipaje en la moto y partimos hacia Eslovenia. Más autopista, pero esta vez el paisaje se vuelve algo más abrupto y no tan monótono, lo cual se agradece, por que aunque no hemos preparado etapas largas, sí que con el calor se han hecho bastante incómodas, ya que nuestro ritmo de crucero ha sido en todo el viaje de 120 - 130 Kms, gracias a ello el consumo medio de la moto, cargada a tope, ha sido de solo 5,3 litros . Hacemos una primera parada en Mestre para beber algo y luego seguimos hasta Trieste, donde paramos a comer una pizza de "sardonis", xoubas para los gallegos, que no estaba mal. Trieste es una ciudad industrial, esculpida en una colina de cara al mar, una ciudad de contrastes, con una parte de ciudad señorial y de nobles edificios y otra, sucia y oxidada, con un paisaje industrial que parecía sacado de Gotham, ya muy cercana a la frontera de Eslovenia. En dicha frontera solamente quedan las viejas instalaciones abandonadas y la caseta donde expenden "la viñeta", que te permite circular por un tiempo prefijado por las autopistas del país, sistema este mucho más práctico y económico que el tradicional de peaje por tramos, lo hay desde válido para una semana, un mes, seis meses o un año. En nuestro caso cogimos el de un mes que nos costó unos 7,5 €.
El paisaje cambia al entrar en Eslovenia, se hace más montañoso, más verde, más suave, limpio, o eso nos parece. La autopista es de buen trazado y mejor firme, con bastante tráfico pero fluido. Por fin llegamos a Ljublijana, la capital, con unas infraestructuras modernas y que te permiten rodear toda la ciudad en un momento, pudiendo llegar a cualquier punto facilmente. El Hotel se encuentra justo en una de las salidas, por lo que la localización ha sido inmediata. Aquí nos hemos dado cuenta de que el mundo es un pañuelo, el recepcionista del hotel resultó ser amigo de una amiga nuestra de Vigo que se marchó a vivir a un pueblo, Bled, que se encuentra a unos 50 kms de Ljubljana, el hombre no se lo podía creer, ya que ella también se llama Loreto, y al entregarle nuestra documentación vió a otra Loreto y que también era de Vigo. Nos puso en contacto con ella y eso ya es otra historia, lo que es la vida....
LLegamos de tarde y nos fuimos a cenar al centro a eso de las 8:00 ya que la diferencia solar es bastante grande con Vigo, manejamos el mismo horario, pero Ljubljana se encuentra a unos 2.000 kms más al este. El sitio elegido fué "Marlen and Me", un pequeño restaurante en el centro, inmejorable la calidad de la comida y el trato. La cuidad, simplemente maravillosa, limpia, silenciosa, con su río y sus puentes, sus plazoletas, sus pequeños restaurantes, sus terrazas, su gente, bicicletas por doquier, sus músicos callejeros, en fin, si en todo el viaje hubo un sitio que nos enamoró, es este. Tenemos claro que Eslovenia es el país al que queremos volver, posteriormente lo tendríamos todavía más claro.
Recién llegados al centro de Ljubljana




Nos gustó el detalle en castellano

La catedral, más bien iglesia grande.

Detalle del techo, mala cosa para las cervicales
Dia 7 de Ljubljana a Bled


El día despierta con sol y nubes, a las 6:30 ya estamos con los ojos como platos, amanece mucho antes de lo que estamos acostumbrados. El desayuno de hotel es de muy buena calidad, de hecho el mejor jamón que hemos comido ha sido precisamente en este hotel, y no en España, tiene huevos la cosa. Hoy lo dedicamos a pasear y visitar la ciudad. De día pierde parte de ese encanto nocturno, de noche todos los gatos son pardos, pero nos vuelve a sorprender por lo cálida que se hace, es fácil recorrer sus calles ya que no hay casi cuestas, el tráfico no es caótico y el respeto por peatones y bicicletas es escrupuloso, las construcciones son bastante homogéneas sin edificios grandilocuentes, aunque si algunos de factura original y moderna. Muchos de los locales que bordean el río y que anoche aparecían alumbrados con sus velas en las mesas, están a estas horas cerrados, y la ciudad comienza a desperezarse. Ya se dejan notar todos los extranjeros que pululamos por sus calles, escudriñando y fotografiando cualquier rincón que nos resulta curioso. Muchos españoles también. Nos sorprende al poco un grupo de músicos locales que tocan y cantan en la plaza Preseren, centro neurálgico y turístico de la ciudad. Desde allí todo está a tiro de piedra, la catedral, el puente de los dragones, el puente triple, el castillo, etc. etc. Dedicimos subir al castillo en elevador y bajar a pié, la ley del mínimo esfuerzo. El castillo fué lo único que no llenó nuestras expectativas, está reconstruido en su mayor parte, y los materiales son demasiado modernos, por ello pierde cualquier atisbo de antiguedad, aparte de tener que pagar por visitar casi cualquier zona interior del mismo, el interés por verlo no nos resulta lo suficientemente alentador, por lo que pasamos de visitar más que el exterior del mismo. Bajando hay una buena vista de la ciudad, y al final de toda la cuesta te encuentras con el mercado de frutas. Se encuentra en el centro de la ciudad, son puestos al aire libre, con una presentación, aspecto y olor de todo lo que allí se vende, magnífico, muy poco que ver con lo que estamos acostumbrados por aquí.
Un poco más alante un mercadillo de artesanía y recuerdos, más gente, más músicos, barquitos paseando a los turistas por el río, y un japones bajito con dos cámaras que en un segundo era capaz de realizar 10 fotos, un verdadero asesino en potencia,en el poco rato que decidimos fijarnos en él, le disparó a todo lo que se movía, un crack.
Luego la comida en un bar del centro y por la tarde decidimos irnos hasta el lago de Bled. La ruta hasta allí resultó ser de lo más placentera. Para no llegar demasiado tarde fuimos por autopista, y el paisaje ya empezaba a prometer. Pueblos pequeños, homogéneos en sus construcciones, cada uno con su iglesia y su pináculo, la hierba parecía cortada a navaja o a tijera, todo limpio, todo en su sitio, los alpes julianos ya se empiezan a dejar ver al fondo y por fin llegamos al desvío, salimos de la autopista, un tramo relativamente corto de carretera, estrecha y con bastante tráfico y por fin esto:


Un lago que lo veas por donde lo veas, siempre parece una postal. Una parte está muy preparada para el turismo, hoteles, casino, restaurantes, y la otra permanece perfectamente conservada en su estado natural, la mitad del perímetro solo es accesible a pié o en bicicleta, en la otra, la carretera que lo circunda. Las aguas son de un color azul turquesa que parecen salidas de un cuento. En el medio una isla y en uno de los laterales un castillo en lo alto de un pequeño acantilado. El parking existente en la zona de restaurantes no tiene barreras, todo el mundo supone que eres lo suficientemente educado como para pagar en la maquinita y sacar tu ticket (igual que aquí, vamos). Ahí aparcamos la moto y nos fuimos a tomar un refrigerio y a probar el postre típico de Eslovenia, el KREME:




Una vez bien colocado entre pecho y espalda el delicioso Kreme, y a la vista de que ya era noche practicamente cerrada, creímos que lo mejor sería ir de vuelta a Ljubljana, y así lo hicimos, volvimos sobre nuestros pasos, carretera, luego la autopista, y más autopista, pero ya no había GPS y tampoco el mapa, que quedó en el hotel, por lo que nos regalamos a mayores unos cuantos kms nocturnos de autopista y carreteras hasta que encontramos lo que nos pareció que debía de ser una de las entradas a la ciudad, efectivamente así fué, solo faltaba que nos quedásemos justos con la gasofa. De nuevo al centro y a cenar, esta vez con fundamento, una pasta deliciosa, una ensalada de vicio, una clara (allí la llaman RADLER y la hacen con pomelo, pero está IMPRESIONANTE de buena) de marca UNION, y el aliño, para unos buenos moteros en latas de gasolina, ahí va el documento gráfico que lo atestigua:


Dia 8 Bled y Bohinj
La mañana se presenta nublada y el parte meteorlógico da llluvia, sin embargo nuestra intuición nos decía que no llovería, como finalmente así fué. Como nos había gustado tanto el lago de Bled, decidimos ir de nuevo para acabar de verlo y de paso ir hasta el otro lago, de Bohinj, que según nos indicaron era mucho más espectacular. Retomamos la misma ruta que ayer, pero esta vez había retenciones en la carretera de acceso a Bled, mucho turista, y allí coincidimos con otra pareja española que también iban en una RT, y fuimos saltando las colas hasta llegar a Bled, ellos se quedaron y nosotros seguimos nuestro camino, "saludos de rigor y ha sido un placer", esto solo pasa yendo en moto.
Tomamos la desviación en uno de los laterales del lago y nos esperaban 25 kms hasta Bohinj. La carretera se vuelve más sinuosa pero con buen trazado, buen firme, menos tráfico, un paisaje de cuento, cedros, abetos, pinos, la hierba siempre cortada veas a donde veas y el río acompañándo buena parte del recorrido. Las casas son de construcción homogénea, bien integradas en el entorno, y entre las cuales no existen divisiones, no hay setos, ni verjas, ni muros que separen unas de otras ni de la carretera, se muestran abiertas a cualquiera que pase, como invitando a violar su intimidad, solo hay cesped que las une y no las separa.
Cuando llegas al lago de Bohinj y crees que ya no te va a sorprender como lo hizo el de Bled, te equivocas. Es más grande, más abrupto, más salvaje, es esto:




Allí pasamos toda la mañana e incluso nos echamos una siesta en la orilla del lago. La comida buena y a buen precio, el trato exquisito y la limpieza de los locales es impecable, todo está como una patena y la gente se preocupa de mantenerlo así. Igual que aquí, vamos.
De tarde volvimos al lago de Bled, recorrimos en su totalidad la parte peatonal, cenamos en un entorno inmejorable, orilla del lago, música en directo, buena comida, buen precio, buen ... todo bueno y de ahí a Ljubljana a dormir, mañana nos toca Croacia.
El último refrigerio en Bohinjm muy buena la Karlovacko. Camino a Plitvice tuvimos la ocasión de pasar por la fábrica de estas cervezas, cómo no en Karlovac.

Dia 9 de Eslovenia a Croacia
Otro día más que amanece despejado y con un calor incipiente que amenaza con asarnos a medio día. Nos despedimos de Eslovenia con la ilusión de volver en cuanto podamos, es un páis fantástico que nos ha marcado.
Cargamos la moto en la puerta del hotel y de nuevo la ley de Murphy, esta vez se materializa en forma de quemazo en la cazadora de Lore, una parte se quedó en contacto con la salida del cilindro, por lo que le hizo un bocado bastante ostentoso y mucho humo, que hizo que los taxistas que estaban al lado no nos quitaran ojo de encima hasta que nos fuimos, no sin antes parar en la entidad bancaria que hay justo enfrente del hotel para cambiar € a Kunas, en Croacia en muy pocos sitios admiten euros. Cogimos la autopista hasta Novo Mesto y de ahí en adelante carretera hasta Plitivice. Eslovenia es una postal en si misma, todo está en su sitio, todo limpio, los bosques parecen sacados del país de los Teletubbies, un placer rodar por sus carreteras. Llegamos a la frontera de Croacia a eso de las 12,30 y estaba prácticamente libre de vehículos. En la parte Eslovena y para salir ni siquiera te paran, pero sí lo hacen a la entrada en la parte Croata, donde una señora o señorita policía entradita en carnes nos mira con cierto desdén y con aire de despreocupación nos sella los pasaportes, entramos en Croacia.
El paisaje hacía pocos kms que ya había cambiado, y la carrtera se vuelve ahora más revirada y con peor firme, lo que no invita a apurar y menos con la moto tan cargada como iba, a medida que nos adentramos en Croacia aumenta el tráfico, sobre todo por la cantidad de vehículos extranjeros, lo que nos obliga a ir adelantando durante todo el trayecto. En este tramo croata nos encontramos pocos moteros, muy pocos, sin embargo al llegar a Karlovac, un policia croata montado sobre una RT se cruza con nosotros saludándonos con la cabeza y una V en su mano derecha, a lo que devolvemos el saludo un tanto sorprendidos por haber partido de él. Por lo que hemos visto, en Croacia la policía (policija) de moto no va en parejas como aquí, y las motos que les hemos visto son RT´s. Más adelante tendríamos otro episodio sorprendente con otro policija motero.
Por cierto, en Karlovac esta la fábrica de cervezas Karlovaco, la cual nos encontramos nada má entrar en la ciudad y que inunda el ambiente con el aroma del lúpulo de la cebada, rico, rico.
A eso de las 3 de la tarde llegamos por fin a Plitvice, nos alojamos en un sobe, House Miletic, un matrimonio de unos 55 años que nos trataron de maravilla, hablaban inglés e italiano por lo que no tuvimos problema de ningún tipo para conversar. Desde allí partimos hacia el parque pero, habíamos perdido uno de los guantes, Joeeeee. El parque natural está formado por 16 lagos comunicados entre si a través de una serie de cataratas y que es, simplemente impresionante. Aguas de un color azul intenso, rodeado por una frondosa vegetación, que a su vez es también hábitat de osos. Una vez dentro del parque, hay diversos medios de recorrerlo, bien a pié, también hay barquitos que cruzan uno de los lagos y un trenecito chu-chu. Y como no, si a primera hora de la mañana se quemó la cazadora, luego perdemos un guante, aquí nos tocó extraviar las entradas, no dábamos crédito a tanta incidencia. A última hora abandonamos el parque y nos retiramos cansados de tanto recorrido a pié. Sin embargo, cuando llegamos al sobe, el sr. Miletic nos estaba esperando mientras nos hacía señas con.....EL GUANTE, lo vió tirado en la cuesta de acceso al sobe y lo recogió. Este matrimonio resultó ser una gente muy educada, con un trato exquisito y un sobe sencillo pero limpio hasta el extremo. Buena gente, nos dieron unos consejos acerca de la ruta del día siguiente y no quisieron explayarse mucho cuando comentamos lo de la guerra, suponemos que habría heridas dolorosas que no querrian recordar, ahí lo dejamos.




Dia 10 Plitvice - Isla de Rab
Como el sobe no dispensa desayunos nos vamos hasta el bar donde cenamos la noche anterior, justo enfrente de la gasolinera ( 1,46 € el litro de 95) aquí el precio de los desayunos ya no resulta tan barato y la calidad es normalita.
Tenemos que ir hasta el adriático y lo haremos por carreteras secundarias, esta vez es un recorrido corto, unos 160 kms. La carretera se encuentra bastante deteriorada por tramos y soporta mucho tráfico. En Korenica cogemos una desviación para ir por la montaña y a partir de ahí el tráfico desaparece, solo algunos vehículos en todo el recorrido hasta Stilnika, desde donde sale ahora el Ferry hacia la isla de Rab. En esta carretera no encontramos poblaciones pero si casas aisladas, algunas de las cuales están abandonadas y con las fachadas desechas a balazos, otras si están habitadas pero por alguna razón sus propietarios no han querido arreglarlas. En algunos altos, al borde de la carretera, nos econtramos tumbas con flores frescas que alguien se ha preocupado de llevar hasta allí... solo el hecho de imaginar lo que ha pasado, ya hiere.
La carretera se vuelve al poco, cada vez más retorcida y en subida, con un asfalto nuevo y curvas bien peraltadas, lo que invita a retorcerle la oreja a la RT, eso si, con cuidado por que a poco que nos lo proponíamos ya estábamos arrastrando los avisadores por el suelo, demasiado carga, demasiado peso. Ahora nos volvemos a cruzar con bastantes moteros, como no, GS por doquier, y por fin llegamos al alto de Baske Ostanje, que pasas de subir a bajar después de atravesar un minitúnel de unos 10 metros, pero al atravesar de un lado al otro, el viento que aparece en la parte de la sierra que se descubre al mar es tan fuerte que a punto estuvimos de caernos en la parada que hicimos para ver el paisaje, éste es:


No se aprecia, pero hacía un viento " de cojones"
Lo cierto es que parecía que estábamos bastante cerca del mar, pero no era así, la altura era de unos 1.100 metros y lo que desde arriba parecían unas islas pequeñas, las dimensiones se van tornando mucho más grandes a medida que se desciende. La bajada es bastante pronunciada y con muchas curvas de herradura, buen firme y poco tráfico, más moteros y un viento que se vuelve por momentos amenazante, ya que las rachas son capaces de movernos del carril. Por fin llegamos al ferry, donde pagamos 49 kunas, unos 7,5€ . Allí coincidimos con otra pareja de moteros italianos, con los que nos volveríamos a encontrar en el hotel y al día siguiente en la salida de la isla.
En el ferry:

Cuando desembarcamos, ya en la isla de Rab, nos cruzamos con los que embarcaban para salir, tremenda la cola de vehículos, luego nos enteramos de que hay quien se va el día anterior para esperar el embarque, SE PASAN LA NOCHE en el cohe o en sus caravanas. Llegamos al hotel y volvemos a coincidir con la pareja de italianos y su Honda Varadero. En Rab no hay playas, la costa u orilla es piedra, y en las zonas urbanizadas una especie de acera que hace las veces de paseo, playa, muelle, piscina, curioso. El agua es limpia, el mar en calma y está mucho más caliente de lo que nosotros estamos acostumbrados, un gustazo el poder meterte en el agua sin tener que hacer un ejercicio de voluntad.
Rab es un pequeño pueblo pesquero, ahora muy orientado hacia el turismo, con un ambiente nocturno sorprendente. Te puedes encontrar de todo, feria de artesanía, bares, restaurantes, paseos nocturnos en barcos de todo tipo, pubs de lo más "in", locales chill out, conciertos al aire libre, buena música ( no hay pachangada como aquí)... Por la noche resulta realmente plecentero recorrer la zona vieja del pueblo, en el puerto, los niños colocan sus "puestos" iluminados por campin-gas, en donde venden las caracolas que recogen y ellos mismos se encargan de decorar. El centro del pueblo solo es accesible en coche para los vecinos, el resto debe de pagar por entrar si quiere hacerlo con vehículo, .... salvo que vayas en moto, que no pagas. Aun así no merece la pena por que es pequeño y a pié se recorre facilmente.



Dia 11 Isla de Rab a Porec (Istria)


Nos levantamos temprano para no coger demasiada cola en el ferry que nos llevará hasta la isla de Krk, donde un puente la une con el continente, y de ahí nos iremos hasta Porec. Volvemos a coincidir con la pareja motera Italiana ¿Come vai? Tutto bene, buon giorno, ciao, y nos vamos. Al llegar al ferry, ya tenemos una cola de unos 35 vehículos delante, sin embargo al rato nos pasan los italianos, quien nos informa de que para el ferry las motos no guardan cola ( OE-OE-OEEEEE) nos pasamos la cola hasta alante y compramos los billetes, donde los listillos del kiosko de venta nos cobran unas 140 kunas, a los italianos exactamente igual, y luego nos indicaron en el barco que nos habían cobrado de más ( como se nota la desdencia italiana de estos croatas ). Es aquí donde nos percatamos que nos falta uno de los intercomunicadores, concretamente el de mi casco, ! SE HA CAIDO! y vete tú a saber donde. Bajo del barco, busco en la cafertería del puerto donde habíamos tomado un café, pero nada de nada. Vuelvo al barco resignado, no es posible, lo que no me ha pasado en ningún viaje me esta pasando a la vez en este. Aunque no soy el único, a un motero italiano que viaja en su fazer, le cae la moto por no quedar muy estable en la pata de cabra. Lo ayudamos pero se le ha roto parcialmente la maneta del freno delantero y el pedal del freno trasero le ha quedado doblado, cosas de las dos ruedas. Durante la travesía, de una hora y media, charlamos con la pareja de italianos, Dannilo y Rosalba, nos hacemos unas fotos y nos pasamos los mails para seguir en contacto. Al desembarcar del ferry nos despedimos por que ellos se quedaban en Krk.
Al poco la carretera se convierte en un horno, el calor se hace insoportable, no hay sombras y en un par de kms la cola está practicamente parada. Dudo entre si circular por en medio de los coches o esperar, hasta que a nuestra altura llega un policia croata sobre una RT y me indica con una seña que le siga ????, bueno pues le sigo y en ese momento pone las luces y con señas hacia los coches que vienen de frente les indica que se vayan apartando, abroncando a los que no lo hacen lo suficiente, aumenta la velocidad y me vuelve a indicar que le siga, y nosotros flipando en colores, hasta que después de unos 5 kms. nos deja justo en el puente que une la isla al continente. Se lo agradecemos los dos y él nos devuelve el saludo. Eso es un motero comprometido, vaya favor nos hizo. Posteriormente nos quedaron otros 25 kms de colas y atascos, que fuimos sorteando como pudimos, al igual que el resto de motos y que ahora ya eran considerables en número. En Rijeka por fin desparecieron las colas y hasta Porec no hubo más problemas circulatorios, eso si, el asfalto de la zona de Istria es muy resbaladizo, es un asfalto brillante que no invita precisamente a confiarte. Finalmente llegamos a eso de las 6:30 a Porec. Hotel aceptable, lavado de ropa, cena buffet y música de jazz en directo. Y por fin, a la piltra, que ya era hora.
Día 12 de Porec a Vrsar
Hoy toca descanso de moto, y nos dedicamos a visitar Porec. Un cuarto de hora es lo que se tarda por el paseo del litoral hasta el centro del pueblo. Porec es un pueblo turístico con mucho ambiente y un puerto deportivo considerable. La zona del puerto está llena de puestos en los que se vende de todo, desde chuches, comida, souvenirs, tattos, ropa, etc. etc. Como todos los pueblos en esta zona, el pavimento de piedra es muy resbaladizo y si no vas un poco atento te puedes llevar un susto. A media mañana el bullicio ya es notorio y en poco tiempo el pueblo se llena de turistas que pululan de un lado para otro, grupos con guía que interrumpen el paso mientras escuchan las explicaciones que éste les ofrece, comerciantes que te ofrecen sus productos a pié de calle.... una mañana estupenda. La comida en un restaurant del puerto recomendado por el programa Lonely Planet, muy buena, bonita y barata, y una camarera muy agradable.
Por la tarde cogimos la moto y nos desplazamos hasta Vrsar, otro pueblo marinero cerca de Porec, más pequeño y con un puerto más modesto, sin embargo la estampa se hace mucho más vistosa, un pueblo precioso. De camino más moteros, casi todos italianos, lo cierto es que casi toda Istria está plagada de turistas italianos. Allí nos tomamos una cervecita, fotos y de vuelta al hotel.
Vrsar:

Dia 13 Rovinj
Amanece con algunas nubes y calor, una constante en este viaje. Hoy nos desplazamos hasta Rovinj, un pintoresco pueblo marinero que se encuentra a unos 35 kms de Porec, cuya estampa está dominada por el pináculo de su catedral, situado en lo alto del pueblo.
De camino nos volvemos a encontrar con unas carreteras dignas de la España de los años 70, y más motos, casi todas de italianos y casi todas GS. El asfalto sigue teniendo ese aspecto brillante y resbaladizo, amenazante, que no te deja bajar la guardia en ningún momento. Una vez llegamos a Rovinj nos indican que las motos no pagan en el parking, por lo que la dejamos a la entrada del mismo, justo en el muelle. En esos momentos el día ya estaba despejado y de nuevo el sol lo inunda todo. El pueblo es realmente bonito, lleno de pequeños comercios de artesanía, mercadillos, restaurantes, callejuelas, recovecos, rincones de postal, y la catedral, que hace de atalaya con unas vistas de 360º sobre el pueblo y el mar que te permiten otear todo el horizonte, donde se vislumbran embarcaciones de todo tipo, desde un megayate que quitaba el hipo, hasta pequeñas chalupas, pasando por todo tipo de barcos de pasajeros, embarcaciones deportivas, motos de agua y pesqueros de pequeño tamaño.
El único "pero" que se le puede achacar a Rovinj, es precisamente el pavimento de sus calles. El empedrado se acaba puliendo por el paso de personas y vehículos, y la bajada desde la catedral al centro se convirtió en toda una odisea tal, que tenía que ir apoyándome en las paredes para no perder la horizontalidad. Hubo quienes fueron más inteligente que nosotros y se descalzaron para bajar, imaginación al poder!!
Comimos en un restaurante MALOOOOOOO, MALOOOOOOO, MALOOOOOO ( el propio nombre no invitaba ya, MIKULA) donde nos cobraron por bueno, y nos pusieron lo peor de todo el viaje, lo dicho un asco.
Por la tarde más paseitos por el centro, más helados, bebidas, muchas camisetas de la seleccion española y del barcelona, tanto en los mercadillos como en muchos chavales que las portaban orgullosos, y de españoles no tenían nada.
Finalmente decidimos irnos a una hora medianamente temprana, mañana nos toca la ruta de vuelta a casa y debemos de preparar todo. La carretera hacia Porec bordea una lengua de mar que entra en la península, muy similar a un fiordo, por cierto muy bonito y en donde en el final del mismo cultivan ostras en unas minibateas. Allí nos hicimos otro par de fotos para la posteridad.
La llegada, en moto, no en bici









En el final del fiordo

Dia 14 Porec - Verona
Con una mezcla de melancolía y felicidad, nos levantamos con el sol alumbrando en el horizonte. Ha llegado el día en que debemos de tomar el camino de regreso a casa. Después de montar el equipaje en la moto ponemos rumbo a Verona en el GPS y nos vamos por la carretera de la costa hasta Koper. El tráfico es fluido, la carretera tiene buen trazado y buen firme, por lo que resulta todo un placer ir rodando de esa forma. Ya metidos en la autopista adelantamos a dos moteros alemanes, quienes nos devuelven el saludo.
Nos los volvemos aencontrar en el peaje de la autopista, cuando se equivocaron de caseta de peaje y los dejamos pasar delante nuestra, dándonos las "grassias", uno de ellos parecía un viejo con voz de caperucita. Ahí es donde tenemos la discusión entre Lore y yo, ella decía que era una tía, y yo le replicaba que como iba a ser una tía, si era un viejo (señor muy mayor). Algo más adelante cruzamos la frontera croata, donde las colas ya eran importantes, menos mal que yendo en moto te las vas saltando, y ahí, parado en el arcén estaban los dos moteros alemanes parados y echándose un cigarrito y OH! Sorpresa!!, el viejo no era viejo, sino doncella bigarda y más fea que alta, como si a los padres se les hubiese ido la mano con la pintura, y el mozo otro bigardo de aspecto normal y considerables dimensiones, que a nuestro paso nos saludaron con "adioss amigo españolo", bye bye my friends.
De ahí hasta Verona no hay mucho que contar, la autopista muy aburrida, ancha y con bastante menos tráfico que el que soportamos a la ida. Solo un tipo que conducía un Lamborghini diablo de color rojo nos quitó del aletargamiento en que íbamos sumidos. Llegamos a Verona a mediodía, buscamos el hotel y nos marchamos a conocer la ciudad. Comida en una trattoria que estaba a punto de cerrar, nunca acabamos de acostumbrarnos a los horarios eurpeos. Los precios en Verona para los turistas son como en el resto de Italia, caros de cojones, el resto de la ciudad merece la pena verlo con calma, tiene un casco histórico bonito, el Coliseo es impresionante, donde se realizan actuaciones musicales, precisamente al día siguiente cantaba Plácido Domingo la ópera Aida. La casa de Romeo y Julieta una auténtica pijada, pero eso si, petao de turistas, !Vaya negocio! a cuenta del inglés (Çesc pir para los catalanes).
Nos dejamos perder en sus callejuelas y pasamos la tarde flipando, el agua de las fuentes urbanas estaba fresca y sin un ápice de sabor a cloro, muchos puestos de helados, mucho ambiente, y zona comercial principalmente. El hotel se encontraba como a 3 kms del centro, en las afueras de la ciudad, y decidimos cenar en la trattoria AL CAPITEL, al lado del hotel. La mejor comida de todo el viaje, trato exquisito, local inmejorable al aire libre, y las mejores pizzas que hemos probado en la vida con diferencia. A un precio NORMAL, no me lo podía de creer. Así es Itallia.
El hotel:

Preciosa la vista del río




Día 15 De Verona a Genova
Nos levantamos temprano y el sol ya apunta maneras. Como siempre, el calor comienza a inundarlo todo, ha sido una constante durante todo el viaje. El dueño del hotelito nos ofrece un desayuno austero y un poco cutre, cafelito, algo de fruta, zumo y bollería industrial. Sin embargo el trato ha sido muy bueno, entablamos una buena conversación mezclando el italiano, español e inglés, diciéndonos que había estado en Vigo, se acordaba de la Citroen y que le había gustado mucho la ciudad. Nos aconseja por donde ir y que ver en el Lago di Garda, y haciéndole caso allí nos fuimos. Nos dirigimos a Bardolino, y el viajecito hasta allí hubiese sido una delicia si no fuese porque estaban todas las carreteras repletas de coches, el Lago di Garda es como un mar interior y hasta allí van todos lo veraneantes, y lo que pensamos que sería un buen paseo se convirtió en un Vigo-Baiona pola costa a mitad de Agosto, carreteras con buen asfalto, algunas curvitas, buen paisaje y mucho, mucho coche.
Decidimos marcharnos justo después de comer, a eso de las 3 de la tarde para evitar el tráfico, aun así la autopista se hace tremendamente tediosa y aburrida, rectas interminables y un calor de justicia nos obligaron a parar varias veces para tomarnos algo fresco. LO mejor es la autopista de bajada a Genova, concretamente desde Serravalle hasta Génova, son unos 30 kms de curvas y más curvas en medio de un paisaje verde y montañoso. Ese tramo si que merece la pena, y por fin Génova, y después de alguna vuelta de más localizamos el hotel. Nos choca el comprobar que todas las circunvalaciones que encontramos en Genova pertencen a autopistas de peaje, por lo que cada vez que entrábamos y salíamos de la ciudad nos veíamos obligados a pagar. Nos duchamos y ya al atardecer nos dirigimos al centro de Génova, al puerto, para cenar. La parte de Génova que pudimos visitar nos pareció un tanto sórdida, como cualquier ciudad portuaria, e incómoda, muchas cuestas, calles estrechas, si bien es cierto que nos ha quedado por ver lo mejor de ella, pero eso será para otro viaje. Luego nos dimos un paseito por el puerto y nos regalamos un inmejorable helado con frutas. Finalmente nos fuimos al hotel y hasta mañana.
Lago di Garda


En ún area de servicio en la autopista a Génova.

Dia 16 Genova a Barcelona
De este día no hay mucho que contar turístcamente hablando, desyunamos en el hotel, donde coincidimos con otra pareja de moteros catalanes que llegaban y nosotros nos íbamos. Para llegar al puerto debemos de coger de nuevo un trozo de autopista-circunvalación que hay que pagar el peaje correspondiente, lamentable el estado del asfalto, hay que tener mucha jeta para cobrar por eso. Al llegar al puerto nos es muy fácil el embarque, todo está muy bien señalizado e incluso los operarios del puerto son sorprendentemente afables. Llegamos con tres horas de antelación y nos sorprendieron dos cosas, una la legión de vehículos magrebíes que esperaban para embarcar ya desde el día anterior, y la segunda, ¿como es posible que haya que esperar a la intemperie en un puerto de la categoría de Génova? Hacía un sol y un calor absolutamente insoportables, lo mismo si llegase a llover, el que viaja en coche no tiene problema, pero todos los que viajámos en moto no podemos entender que se nos haga esperar en esa forma. Lo de los magrebíes es simplemente espectacular, la forma en que cargan los vehículos y el porqué las autoridades de tráfico los dejan circular, mientras a nosotros si llevas un escape que no es homologado, por ejemplo, te imponen una sanción que te crujen el bolsillo. La práctica totalidad de sus vehículos iban absolutamente cargados hasta los topes y más allá, no existía ningún tipo de amortiguación por que estaban completamente cedidas, algunos casi ni podían pasar el embarque por que el chasis tocaba en el suelo al subir las rampas de acceso al ferry. Aquí tuvimos la gran suerte de que una familia de Cáceres con los cuales entablamos conversación, nos dejaron pasar a su autocaravana, donde gracias a su hospitalidad pasamos un buen rato charlando a la sombra y con el aire acondicionado.
El resto del viaje en Ferry fué bastante malo, el barco estaba sucio y en mal estado, y el ambiente no era precisamente el mejor.

Detalle de la furgoneta del fondo, el chasis estaba prácticamente en el suelo.

Meditando sobre todo lo pasado en el viaje

Adiós Génova, adiós


Dia 17 de Barcelona a Burgos.





A pesar de haber salido con retraso de Génova, el ferry llegó con puntualidad inglesa a Barcelona. Ya a eso de las 6,30 por megafonía se encargaron de despertarnos indicándonos el "pronto arrivo a Barchelona". Como siempre los de las motos salimos los primeros, y allí mismo en el ferry, nos despdimos de los amigos que habíamos conocido en el embarque, con la promesa de volver a vernos algún día, a ver si se cumple. Salimos de Barcelona con el mismo sol de todo el viaje, calentito calentito. Carretera, autopìsta y aburrirse toca, saludos con los moteros que nos vamos encontrando, y poco más que contar, si exceptuamos el momento "trail" de la jornada. Un camión que estaba ardiendo, por lo que la Benemérita se vió obligada a cortar la carretera, y nos desviamos por un camino de tierra paralelo a la carretera para salir un poco más adelante y salvar el corte, pero ese km. de tierra se convirtió en una pesadilla, con la moto tan cargada como iba y el camino lleno de piedras, en lo único que pensaba era saber cuando perderíamos la verticalidad, cosa que finalmente gracias a la "pericia del piloto" y sobre todo a una dosis muy alta de buena suerta, no sucedió, y tanto la moto como nosotros agradecimos volver a tocar asfalto de nuevo. De ahí nos fuimos a comer a Santo Domingo de la Calzada, y aparcando nos topamos con otra pareja rockera-motera-chopera montados en su Harley que resultaron ser de A Coruña e iban hasta La Bañeza. La camarera que nos atendió resultó que también era motera, ella su novio y su Suzuki GSXR, muy maja ella, quien nos hizo sus recomendaciones a la hora de comer, con gran acierto por su parte. A eso de las 4,30 decidimos coger de nuevo la carretera, pero el calor seguía siendo una auténtica pesadilla, sobre todo al estar tantas horas encima de la moto. La carretera se hizo un poco más amena llegando a Burgos, donde de nuevo el GPS se hizo la picha un lío y nos metió en bucle espacio-temporal, que eso si, nos hizo comprender mejor la teoría de la relatividad de Einstein, hasta que la lógica se impuso de nuevo a la tecnología, y con mi antiguo GPS, el de preguntar al paisano de turno, nos hizo ver la luz al final del túnel, y llegando fin al hotel. Moto al garaje, y sudando como gorrinos nos subimos a la habitación, atención a esto: 58 € con desayuno incluido en el Velada Burgos, y nos dan una habitación tipo dúplex, con dos televisores, balcón, y en la parte alta una pedazo de habitación con una bañera enorme, vamos que solo le faltaba el trampolín, un lujo que agradecimos mucho después del sofocante día. Luego paseito por Burgos, el centro estaba repleto de gente por todos lados, cena y al hotel a descansar, que mañana es el último día.



Paseito nocturno en Burgos para bajar la cena.



Dia 18 Burgos Vigo y final del viaje.

Hoy ya nos vamos haciendo a la idea de que esto se acaba, y sabemos que vamos a echar mucho de menos toda la parafernalia de montar el equipaje en la moto, decidir que ruta tomar, que ver, el disfrutar sin prisas de la ruta, en fin, que menos mal que nos llevamos todas las notas y fotos del viaje (aquí solo hemos puesto unas pocas obviamente), con las que haremos una crónica y será como volver a disfrutar de nuevo de la ruta. La carretera de vuelta la conozco de sobra y se nos hace desesperadamente aburrida, sobre todo por que hoy el tráfico es denso, hay obras en la autopista durante bastantes kms que hacen que la autopista sea todavía más tediosa. Por fin llegamos a León a eso del mediodía, donde aparcamos muy cerquita de la Catedral, que sigue en obras, y nos vamos a comer al barrio húmedo, a un restaurante que conocemos y donde se come bastante bien. Mucho sol, mucho calor, y nos vamos a primera hora de la tarde, donde dos moteros ingleses ya talluditos y grandes como toneles se hacen fotos delante de la catedral, asi que a nuestro paso ellos se quedan viendo y nosotros para ellos, ahí queda ese saludo de levantar la barbilla, idioma universal, que ellos devuelven en el mismo idioma y con el mismo gesto, curiosos estos moteros que siempre tienen que saludarse sin concerse de nada, je,je. A medida que nos acercamos a Galicia el calor comienza a amainar, lo que agradecemos mucho, habida cuenta del que hemos soportado durante todo el viaje. Ese día nos cruzamos con muchos moteros que suponemos iban hasta La Bañeza mientras nosotros seguimos nuestra ruta a casa. En la carretera del Barco a Ourense, decidimos parar a tomar un refrigerio y de paso hacer unas fotos donde años antes nos habíamos hecho unas en nuestro primer viaje, cuantos recuerdos surgen de repente....como ha ido pasando el tiempo... que rápido se ha acabado este viaje... hay experiencias que te marcan, y hay viajes que te hacen replantear tu visión de las cosas, y estamos notando que este ha sido uno de ellos.
Aún no habíamos llegado a casa y ya estábamos deseando planificar cual será el próximo viaje y cuando podremos llevarlo a cabo, desde luego las cosas no están para muchas alegrías... no hemos bajado todavía de la moto y ya estamos echando de menos la ruta.....

Parada en León para comer, para comer bien, como siempre en León y en su barrio húmedo

Un alto en el camino antes de llegar a casa.

Y por fin, llegamos a casa. Me gusta presumir de mi tierra, y si embargo estamos deseando salir de nuevo ...
Hasta la próxima, v´sssssss